CRÓNICA. El Eibar sigue la racha tras rescatar un punto en el último suspiro (2-2)
Los armeros suman ya nueve partidos de liga sin perder
El Eibar sigue con su racha triunfal en la liga tras rescatar un punto en el último suspiro del partido jugado en Cornellá ante el Espanyol (2-2).
Los de Joseba Etxeberria suman ya nueve partidos de Liga y uno de Copa sin perder. La última derrota del Eibar fue en la jornada 5 ante el Burgos. Desde entonces suma nueve victorias y un empate.
El equipo armero ha entrado muy bien al partido, con las ideas muy claras y con la firme intención de presionar en el centro del campo, con las líneas muy juntas, y sorprender a la contra a su rival.
Ha avisado Jon Bautista en el minuto 3 con un zurdazo que ha detenido Pacheco. En el 6, el propio Bautista, que hoy mismo ha sido designado por La Liga como el mejor jugador de octubre de la categoría, ha demostrado su estado de gracia y ha marcado con la izquierda, tras recortar a su marcador, aprovechando una asistencia de Aketxe.
Ha llegado a marcar un segundo gol Bautista en el 35 a pase de Stoichkov, pero ha sido anulado por el VAR por un fuera de juego milimétrico.
Luca ha sacado a relucir sus reflejos en el minuto 42 para evitar el empate y en tiempo añadido ha llegado el gol del Espanyol, obra de Puado.
Antes de concluir la primera mitad, ha parecido que Stoichkov era derribado dentro del área, pero ni el árbitro ni el VAR han estimado que haya habido infracción.
Ya en la segunda parte, el Espanyol se ha adelantado en el marcador en el minuto 55 merced a un penalti transformado por Puado.
A partir de ahí el Eibar ha llevado el timón del partido en busca del empate y ha protagonizado numerosas llegadas al área rival. Sin perder la fe hasta el pitido final, el empate ha llegado en el minuto 98: una falta botada desde la izquierda la ha rematado Sergio Álvarez de cabeza y el balón, tras dar en el poste, ha sido metido en propia puerta por Puado.
El delirio se ha apoderado de la expedición del Eibar y los aficionados desplazados al lograr un empate tan agónico y sufrido como merecido.